lunes, 5 de noviembre de 2012

Sueños rotos, vidas rotas.





 
          ¿Quién se iba a imaginar que una noche de fiesta y alegría se tornaría en desgracia?

       Que injusta es, a veces, la vida.

       Cuatro jóvenes, chicas, con toda una vida por delante, llena de ilusiones, sueños y proyectos se ha quebrado como la más débil de las ramas. Cuatro destinos que han querido coincidir en un momento fatal truncando vidas y destrozando otras que ya no serán las mismas.

       Las que somos madres sabemos muy bien lo que nos duelen los hijos, cualquier cosa que les ocurra, y esa frase se me ha quedado muy grabada desde que una madre rota por el dolor, amiga de mis padres, tuvo que pasar por ese trance hace ya unos años.

       He oido decir también, que el mayor dolor en esta vida es perder a un hijo,  y que, además, es algo que nunca se llega a superar.

       Me lo puedo imaginar, debe ser la prueba más dura a la que la vida nos pueda someter. Pienso en esos padres, a veces, poniéndome en su lugar, y se me hace un nudo en la garganta, y la congoja me invade.... y el dolor..., y la pena..., una gran pena. Lo siento realmente cuando sucede algo así, pero si encima son personas jóvenes las que desgraciadamente lo protagonizan, me afecta especialemte, es normal,tengo un hijo adolescente que también va a fiestas porque tiene derecho a divertirse y a pasarlo bien, y porque no puedes cortarle las alas para que lo haga, aunque en ocasiones, se te pase por la cabeza que cosas como estas pueden suceder.

       Y ahora ¿qué?. Porque la parte de las familias ya se sabe, a vivir con su dolor y sus recuerdos; pero las cosas ocurren por algo, que a veces es devenir de la vida misma y no hay más que aceptarlo, pero otras veces las cosas pueden evitarse, y esta ha sido una de esas ocasiones.... Mala organización, codicia y riesgos evidentes que alguien deberá afrontar y cargar con la responsabilidad.

       Pero eso no, ahora todos tiran balones fuera y se sacuden las culpas como perros pulgosos. Las familias, o mejor, la memoria de esos cuatro ángeles, merecen que se aclare todo y si ha sido un error o negligencia que pague con todo el peso de la ley quien deba hacerlo, que nunca será tan caro como lo que han pagado esas pobres niñas, han pagado con lo más caro de todo.... con su vida.

       Descansad en paz!!! y que Dios mande fuerza a vuestras familias para afrontar el futuro sin vosotras.

                       

                                                       


      

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