No sé si será porque soy especialmente sensiblera, y más que me voy haciendo a medida que cumplo años, o porque en el mundo en que vivimos se ven cada vez más injusticias, pero hay temas que me tocan especialmente la fibra, o más concretamente el alma, lo que me produce un verdadero dolor de corazón.
Los malos tiempos corren para todos, pero deberíamos ser conscientes del daño que estamos causando a los más pequeños.
Continuamente escuchamos en los medios de comunicación que ha crecido el número de niños que están en el umbral de la pobreza, incluso por debajo, que no tienen ni una comida al día en condiciones, ya que en muchos casos ésta se la proporcionaba el colegio, y ahora es imposoble que coman allí porque sus padres no pueden hacer frente a ese tipo de gastos.
Los que somos padres, sabemos lo que duele un hijo, y quisiera pensar que cualquiera daríamos lo que fuera por él, incluso la vida si llegara el caso. Tiene que se muy duro ver que tus pequeños no pueden disponer ni de lo más básico, que es una necesidad y un derecho para cualquier ser humano.
Estos seres, que son el futuro de nuestro país, deberían tener más protección por parte de todos y tendríamos que tener en cuenta que todo esto no sólo repercute en su formación como personas, sino que, y eso sí que es importante a mi modo de ver,repercute en su salud..... Estamos dejando que crezcan niños insanos porque no disponen de lo básico en unas edades demasiado tempranas, y estamos haciéndolo quitándoles la ilusión y la alegría que se tiene en esos años, en los cuales, lo normal es no preocuparse de nada, ser ajeno a los problemas y dedicarse a ser felices. Se les está robando la infancia.... esa época que todos recordamos con tanto cariño....¿Podrán hacerlo ellos??
Desde aquí, lanzo mi más enérgica protesta en favor de nuestros niños, para que se tome conciencia por parte de quien corresponda, o mejor, por parte de todos, y cuidemos lo que va a ser la juventud de mañana que tendrá que luchar (demasiado), por un devenir que, por el momento, se desdibuja incierto.
Normalmente, cuando hay una desgracia o un infortunio, se ceba con los más débiles. ¿Hay algo más débil y más inocente que un niño?
Pensemos cómo nos sentiríamos nosotros si la situación la estuviéramos viviendo con nuestros hijos. ¡¡¡¡Descorazonador!!!!, ¿verdad?
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